Releyendo el Martín Fierro, comienza poco a poco a helárseme la sangre. Increíblemente, la genialidad de Hernández al escribir dicha obra es insuperable; esto puede acarrear varios debates y discusiones, ya que desde siempre, este libro fue el punto de partida de varios conflictos.
No puedo decir más de lo que ya se ha dicho, pero lo cierto es que aún y después un siglo sigue siendo nuestro libro nacional.
Es que... sinceramente lector ¿alguna vez te sentaste a leer detenidamente esta historia? La sabiduría popular y experiencial está toda en ella; lo que lleva años de aprendizaje vivido, se comprende en unas horas de lectura: "Junta experiencia en la vida, hasta para dar y prestar, porque nada enseña tanto como el sufrir y el llorar" nos dice Martín Fierro al contar sus desdichas.
Lo que somos y los fuimos se describe con una simplicidad que sorprende... y la cuestión no es ver al gaucho como el reflejo del "Ser argentino" sino lo que éste personaje manifiesta en su discurso.
Creo que ya canso, pero siempre comento la misma anécdota a mis alumnitos: "mi abuela, que a penas llegó al tercer años de primaria, es capaz de recitar de memoria el Martín Fierro" y les puedo asegurar que siempre que le presentaba un problema y le pedí un consejo, luego de mucho hablar, terminaba su charla con unos versos de este increíble libro.
Simplemente es maravilloso, puede que su vocabulario no sea fácil de entender, puede que los personajes sean anticuados para las nuevas generaciones, pero una cosa es cierta, lo que nos enseña este libro se compara a la enseñanza que un padre puede darle a un hijo.
Si bien teóricamente no dije nada,espero que este breve comentario sirva para incentivar no sólo su lectura sino su gusto y disfrute.
"Un padre que da consejos, mas que padre es un amigo..."