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Ella había soñado toda su vida con aquella aventura, él era sin dudas el aventurero experto.
Un tanto antipática, triste y vulgar ella le niega el asiento de acompañante, él la mira a los ojos y decide sentarte igual ante la negativa, esto molesta aún más a la señora, pero él se coloca los auriculares y viaja a otro mundo donde la señora enoja no existe.
Dormido se recuesta sobre el hombro perfumado de ella, molesta le tira el café en las rodillas, exaltado se despierta y le grita ¡LOCA! Y ella comienza a enamorarse.
4 comentarios:
Hola! Tu blog es muy interesante. Congratulaciones!
Un abrazo cordial,
Daniel Dragomirescu, editor de la revista El Horizonte Literario Contemporaneo
qué hermoso!!
Es un modo de empezar. Por si acaso, no llamaré loca aninguna.
Saludos
No es el mejor de los modos, pero en fin,es una forma de comenzar una relación. no todo mal comienzo, tiene un mal final.
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