Nos tomaremos el tiempo hoy, de descubrir quién es el que dice, el que narra, en la gran novela italiana: "La Divina Comedia"
Desde su comienzo la novela se inscribe a través de una primera persona que va narrando todo lo que ve, escucha y siente en su inédito viaje por el infierno, purgatorio y paraíso, pero… ¿Quién es ese que dice “yo”?
Por naturaleza detestamos el anonimato (ya lo vimos con Foucault), por lo tanto casi intuitivamente le otorgamos un nombre a este personaje, y como no tenemos otro nombre a la vista más que el del autor, deducimos que sin dudas esa debe ser la forma en que designaremos a este yo, “Dante”, pero ¿cómo comprobarlo?
Supongamos que encontramos un manuscrito de la “Divina Comedia” sin tapa, sin firma ¿A quién aduciríamos esa primera persona?
Poco se sabe de la vida de Dante y tal vez la mayor parte de lo que se sabe se deduzca de su más creativa e ingeniosa obra “La Commedia” (como él la dio en llamar en un comienzo).
Por tanto mi trabajo consistirá en rastrear aquellas pistas que me confirmen que esa primera persona no es otra cosa que el personaje de Dante, recorriendo ese mundo posible, creación de su genialidad indiscutible.
Por naturaleza detestamos el anonimato (ya lo vimos con Foucault), por lo tanto casi intuitivamente le otorgamos un nombre a este personaje, y como no tenemos otro nombre a la vista más que el del autor, deducimos que sin dudas esa debe ser la forma en que designaremos a este yo, “Dante”, pero ¿cómo comprobarlo?
Supongamos que encontramos un manuscrito de la “Divina Comedia” sin tapa, sin firma ¿A quién aduciríamos esa primera persona?
Poco se sabe de la vida de Dante y tal vez la mayor parte de lo que se sabe se deduzca de su más creativa e ingeniosa obra “La Commedia” (como él la dio en llamar en un comienzo).
Por tanto mi trabajo consistirá en rastrear aquellas pistas que me confirmen que esa primera persona no es otra cosa que el personaje de Dante, recorriendo ese mundo posible, creación de su genialidad indiscutible.
Desde el comienzo de la obra sabemos que este personaje se encuentra en la mitad de su vida “A mitad del andar de nuestra vida”, si asociamos este enunciado al periodo en el cual fue escrito -1300- deduciríamos que el punto medio calculado en el promedio de vida de cada individuo es más o menos de 33 años (número significativo quizás; ya que dicha obra se rige con el juego entre los número 1 y 3 vislumbrando así una fuerte connotación religiosa que en este momento no viene al caso). El hecho de marcar la edad, nos demuestra que el personaje se encuentra en un momento de madurez, y puede que esta no sea la primera obra que haya narrado o escrito.
Más adelante (canto II) notamos la presencia de un nombre “Beatriz” por boca de Virgilio (el que guiará a nuetro personaje en esta larga travesía), quien se encaga de explicar las causas de este viaje, pero ¿Quién es Beatriz? Poco sabemos de ella aún, sólo que fué la que encomendo a Virgilio a que guiará a este personaje hasta ella, y él, parece conocerla (tal vez de otro lugar, tal vez supone que un lector con experiencia la reconocerá de otra obra, porque no se dan muchos detalles que puedan resultar innecesarios), ya que se pone muy feliz al escuchar tal noticia, este nombre va a tener mayor significancia en el capitulo XXVIII del purgatorio cuando Virgilio lo anima a cruzar el muro de fuego diciendo que detrás de este se encontrara con dicha mujer.
En el canto IV del infierno encontramos un dato muy interesante, nuestro narrado es poeta. Al llegar al Limbo se encuentra con “cuatro grandes sombras” que no son otros que Homero, Ovidio, Horacio y Lucano “Monarcas del cantar brillante” y él orgulloso de su ingenio se siente parte del grupo “hálleme el sexto”. Sin embargo esta no es la única parte en la que se dice llamar poeta sino que en todo momento hace alusión a dicho “don” por decirlo de alguna manera.
Esta primera persona tiene total conciencia de su trabajo de escritura, de ser el narrador y escritor de esta “su comedia”, a finales del canto XVI del infierno lo demuestra diciendo: “Más que yo no lo calle no te asombre;/ y por esta comedia ¡oh lector! juro,/ y porque dure rato su renombre” también se ve en el canto XX del infierno: “voy de nuevos dolores a hacer versos” canto XXI del infierno “De puente en puente así cosas narrando, de que mi comedia no se cura” con estas frases estaríamos casi afirmando que este personaje en el reflejo del autor del mundo real. Pero como no tenemos el nombre del autor, no sabemos aún quién es ese que dice “yo”; por otro lado, como lectores activos, debemos considerar que la literatura es el discurso en el que no podemos confiar, es mentiroso y engañero... pero es una debilidad para muchos.
La fuertes criticas políticas que se manifiestan en muchos de los cantos, principalmente en el VI de cada sitio (infierno, purgatorio y paraíso) nos dice que este personaje es sobre todo Italiano de sangre (en el canto VI del infierno se hace una critica a Florencia, en el purgatorios a Italia y en el paraíso a Roma) a su vez en muchos lugares se encontrara con personajes provenientes de dichos lugares, quienes lo llamaran compatriota.
Tenemos ya muchos datos, pero no un nombre, y es que para escuchar su nombre, tendremos que recorrer con esta incógnita los 34 cantos del infierno y 30 cantos del purgatorio, hasta que se da el encuentro con su ama Beatriz.
En dicho canto el narrador busca “como un niño que a la madre va amansado” a su guía y no lo encuentra “Mas dejado me había en mi derrota Virgilio” entonces esta mujer vestida de rojo que por poco él no conoce, lo llama por su nombre: “Dante” y trata de consolar esta perdida. Es así como es este canto por primera y única vez se da a conocer el nombre de nuestro personaje; quién es llamado Dante.
Pero este Dante no es más que un personaje, que cuyo nombre y ciertas características bibiográficas coinciden con un referente del mundo real, pero la literatura y la realidad son dos mundos diferente.
Mucho se hizo esperar, pero al fin y al cabo las deducciones que empezamos haciendo en nuestro recorrido por el trabajo discursivo nos sirvió o me sirvió de mucho.