miércoles, 12 de diciembre de 2012

Moriré mil veces si es necesario

Siento nostalgia de mi destino,
un destino que aún sin escribirse, ya está predestinado.
un destino que no quiero y un mundo que desprecio.

Siento una nostalgia lastimera que me lleva a morir.
Morir sufriendo, de dolor, desgarrada en un sentido absurdo del día a día.

Podría morir todos los días,
despertar sin estar viviendo,
respirar el aire agresivo de la vida que no quiero
y aún... aún así... fingir, seguir, anhelar viviendo.

Siento esa nostalgia hacia adelante, la de crecer sin querer hacerlo,
y al fin llegar, tocar y volar hacia donde no quiero.

cuántos caleidoscopios tendré que ver,
cuántas canciones tontas podré escuchar
cuánto camino podré andar...

si morir, morir... si... morir como si nada
dejar de vivir aquí,
es lo que más deseo.

jueves, 22 de noviembre de 2012

SER LO QUE UNO NO QUIERE




En este trabajo intentaremos dar cuenta de la manera en que Gregorio Samsa, personaje de la conocida obra de Kafka, “Matamorfosis” se construye a partir de la mirada del otro. Muy contrario a Don Quijote de la Mancha, Gregorio Samsa se levanta un día convertido en aquello que culturalmente es desagradable. Encerrado en su cuarto este personaje observa el mundo, un mundo que no habla de él, un mundo que ni siquiera se anima a mirarlo; por momentos este moustro es asimilado a un tabú social, aquello que es inaceptable.
Para desarrollar este trabajo tomaremos como base los conceptos de Mijail Bajtin en torno a la alteridad.
Para este autor, la alteridad es vista como un no-yo, como lo absolutamente ajeno, externo, o como un referente de contraste u oposición respecto al yo, confirma que esta distinción  entre ego y alter impide ver que el ser es resultado de una compleja interacción entre ambos. No se puede ser sin el otro. De allí la necesidad de repensar la identidad como un fenómeno social, resultado de las relaciones del ser consigo mismo y con otros.
El otro (lo social por ejemplo, en  “El juguete rabioso” será la ciudad de Buenos Aires y en “Don Quijote de la Mancha”  los libros de caballería  precede al yo, lo alimenta e instruye, y lo acompaña toda la vida. Se debe entonces reconocer que la función del otro en la construcción identitaria no se reduce a la oposición y el contraste, aunque pueda ser ésta una de sus funciones primarias.
El yo es inseparable del otro cultural; lo necesita para construir su mundo y construirse así mismo. El enunciado es la unidad de la comunicación discursiva, posee principio y final; antes del comienzo están los enunciados de otro, después del final están los enunciados respuestas de otros.
El sujeto absorbe estos enunciados previos para crear o formular sus enunciados propios (su mundo, su ser), que no se alejan demasiado de lo ya antes dicho, por tanto, Bajtin manifiesta que la presencia previa de la otredad es siempre la condición para el yo, y por lo tanto, la condición de todo acto de enunciación y de escritura. El lenguaje no es sólo encuentro con el otro, es también imposición, ley, negación de las diferencias.
La constitución de nuestra identidad tiene lugar desde la alteridad, desde la mirada del otro que nos objeta; un otro que nos seduce y al que seducimos, al que miramos y por que somos vistos. En esta obra, ese otro que objeta es la familia de Gregorio y los que visitan la casa. Este entorno social construirá al personaje de Gregorio como un ser detestable, como algo que es mejor ocultar y silenciar, una desgracia familiar que olvida que detrás del moustro hay un ser humano que piensa y al pensarse lo hace a través de lo que ellos profesan sobre él.
Gregorio Samsa sabe desde el primero momento de su nuevo estado que no será aceptado, que su condición de insecto no merece otra cosa que el rechazo social, su cuarto será el refugio antes las posibles desgracias que la sociedad pueda causarle; es más las pocas veces que saldrá de su cuarto será golpeado con frutas, con bastones y agredido provocando espanto y rechazo en los presentes, dejando a un lado la consideración de que pese a su aspecto físico Gregorio fue/es un humano racional y con sentimientos. La única que se encarga de satisfacer sus necesidades básicas de aseo y alimento es su hermana quién sólo entra a su cuarto una vez que éste se ha ocultado bajo un sábana, pese a lo intento de humanizar al bicho (que de por si es un humano) ésta no puede aceptar la desgracia familiar y será luego la primera en manifestar que hay que hacer algo con él.
Este discurso que rodea la obra de Kafka da cuenta de la imposibilidad  de vivir en sociedad de tal manera  que la relación entre yo-mundo  sean independiente una de la otra, es decir, que ambos conforman un procesos determinista y por tanto la imposibilidad de ser construidos por nosotros mismo. No se trata de un juego, nos vemos obligados a esta determinación y nos lanzamos hacia esa actitud con toda la fuerza de que disponemos.
A diferencia de los enunciados que la sociedad imprime sobre el personaje principal de esta obra, Gregorio no denuncia la actitud de esta, sino que la comprende y muere cuando entiende que su vida no volverá a la “normalidad” esperada.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Don Quijote de la Mancha, discurso y psicoanálisis



Supongamos que el receptor de este análisis no ha leído nunca la famosa obra de Miguel de Cervantes Saavedra: “Don Quijote de la Mancha” pero si ha escuchado “al pasar” un pequeño comentario; pensemos pues que nuestro receptor sabe que dicha obra narra la historia de un personaje que de tanto leer libros de caballería ha perdido el juicio y creyéndose caballero sale en busca de aventuras.
Entonces comencemos con la pregunta:

¿Qué significa tener juicio/razón?
Una persona es considerada juiciosa cuando su percepción  e interpretación de la realidad  es “objetiva” es decir que se ajusta al sentido común compartido. Cuando el sujeto actúa de forma incoherente en relación con su contexto (lo instituido) podemos establecer que ha perdido el sentido. ¿Sentido? Pues el ámbito social en que nos encontramos esta atravesado por un discurso, que se vincula a los sentidos que los hombres y la colectividad les dan a sus existencia. Existe un sentido social, que marca lo que es “normal”, lo cual implica comportamientos globalmente conformes con los tipos de conductas culturalmente simbolizadas. El sujeto, mediante elementos imaginarios, crea en su psiquis representaciones a nivel colectivo llamado “Imaginario social instituyente”. Esto hace que la sociedad tenga una dimensión de instituyente –de creación, en base a un número de posibilidades- y otra donde esta lo instituido, esto causa la fabricación de individuos conformes a determinadas culturas.
El campo de lo instituido funciona como referente desde donde se espera se construya la subjetividad.
El Yo, entonces, en términos de Freud, esta regido por un principio de realidad, y no por el principio de placer.

¿Por qué a Don Quijote se le atribuye la perdida del juicio?

Porque su discurso no concuerda con el discurso estereotipado  o aceptado de su época. No concuerda con lo instituido. Su Yo se guía através del principio de placer, sigue sus ideales.

Pero… ¿Esta realmente Don Quijote falto de juicio?

Para responder a esta pregunta es necesario hacer una distinción entre Don Alonso Quejano  y Don Quijote.
Don Quejano, es un personaje, que habitó en un lugar de la mancha, durante el siglo XVI. Pertenecía a la clase media, se encargaba de administrar sus tierras, era amante de la caza y en sus tiempos de ocio se dedicaba a la lectura. Por ese entonces lo libros de caballería, habían obtenido gran fama y fue él quien obsesionándose con dichas obras, comenzó a  dedicar cada vez más tiempo a sus lecturas,[1] convirtiéndolo en un lector adicto e insomne, en fin, en un mal lector (contrario al lector ideal que plantea Umberto Eco) tomando al discurso que se manifestaba en ellos, no como la invención de mundos ficticios, sino como sucesos reales, lo que provocó en dicho lector cierta admiración por los personajes.
La lectura, para este lector extremo, apasionado y casi compulsivo comienza a convertirse en un refugio; él se encuentra a salvo de cualquier perturbación, aislado de lo real. La consecuencia de esto es que con sus lecturas va construyendo un mundo paralelo, donde esa experiencia ficcional de la lectura, irrumpe en un momento determinado como lo real mismo. La ficción comienza a entrelazarse con lo real. La ficción comienza a pensarse como posible.[2]
Ahí es cuando Don Quejano decide crear su propia aventura (decide salir de la biblioteca ¿de que forma salir de la biblioteca? ¿Cómo pasar la vida? ¿Cómo entrar en acción? ¿Cómo ir a la experiencia? ¿Cómo salir del mundo libresco? ¿Cómo cortar con la lectura en tanto lugar de encierro?)[3]. Y tomando conciencia de no ser un caballero, como los de los libros que lee, decide significarse caballero, esto trae como consecuencia la desaparición de Don Quejano, este desaparece para dar origen al otro, su semejante ¿Pero desaparece realmente?. Este personaje real (llamémoslo así para diferenciarlo del personaje ficticio “Don Quijote”), con la biblioteca que posee y luego de haber leído año tras año las obras de varios autores, no desconoce que la palabra es la clave del mundo. Tiene plena conciencia de que no se puede conocer el mundo sino a través del lenguaje que lo nombra. De esta manera, variar el nombre, es también cambiar la realidad. Por ello durante algunos días se entregó a la tarea de buscar un nombre adecuado para su rocín, para él y para su amada. Bautizar a un caballo viejo y escuálido como Rocinante, bautizarse a sí mismo como Don Quijote de La Mancha, a la manera de Amadís y Lanzarote, y bautizar a una humilde moza como Dulcinea del Toboso, es como transformar el mundo.
Aquí comprobamos que tanto el personaje real como el personaje ficticio no sufren una locura realmente, sino un caso de sustitución de lo real por medio de su propia voluntad. En su caso, Don Quejano como autor de Don Quijote convierte todo lo que ve en una razón para hacer su voluntad. Desde esta perspectiva, Don Quijote no esta loco; va más allá en una búsqueda desesperada por vivir la vida que deseaba vivir. Este personaje se encuentra guía por el principio de libertad, sus ideales se convertirán en su única razón de vida.
Don Quejano es el personaje habitante de ese mundo real, Don Quijote es un caballero andante en busca de aventuras, y ambos conforman su existencia según el discurso que guía su ideología.

¿Cómo se estructura el  Sujeto (personaje ficcional) en su relación con el Otro?

Desde el punto de vista del psicoanálisis, el sujeto se conforma en su relación con el Otro. Ese Otro vendría a ser lo simbólico, lo cultural, lo instituido y lo instituyente.
Lacan dice que ese Otro no remite a alguien sino a un lugar que debe asimilarse a la noción de  código. Es un tesoro de Significantes.
Es este Otro instituido por el orden familiar, el que provee los significantes que definen lo que alguien es para otro, (su nombre, las primeras explicaciones que se dan sobre los hechos y las cosas, las palabras que tiene para nombrarse y ocupar una posición, etc.) El Otro impone un Orden Simbólico u Orden de elementos significantes que se liga a una determinación simbólica del sujeto.
Es este Otro ficcional, el orden simbólico del discurso ficcional, quien construye el psiquismo de Don Quijote. Ya que el sujeto puede reconocer en el Otro un trazo de identificación  que percibe como común. Entre el discurso ficcional y Don Quijote se entabla un lazo libidinal

Constitución del Yo

El Yo esta constituido por un proceso de identificación y es además el resultado de identificaciones ya que una vez constituido se agregan sobre la primera otras identificaciones divergentes entre si.
La identificación aspira a conformar el yo análogamente al del semejante (otro) tomándolo como modelo, es un mecanismo de enlace afectivo a un objeto intimo o a uno de sus rasgos.
Don Quejano entabla un lazo libidinal con los libros de caballería, su pulsión sexual esta dirigida a la lectura de los mismos. El deseo es lo que impulsa su lectura.
El Quijote, no se desliga de esas lecturas, sino que es el resultado de las mismas, su Superyo, su deber ser, su “ley” tiene como base el entretejido discursivo que conforman dichas obras. De esta manera y tomando una categoría de Ricardo Piglias, los libros se convierte para  el Quijote en una pulsión Oracular, él ve en los libros de caballería su referente de acción. De esta manera cuando nuestro caballero decide salir al campo de acción, no dejara de rememorar y resignificar sus lecturas como fuente del cual partirán sus aventuras (ejemplo. Cap 1V; pag. 50 “En esto, llegó a un camino que en cuatro se dividía, y luego se le vino a la imaginación las encrucijadas donde los caballeros andantes se ponían a pensar cual camino de aquellos tomaría, y, por imitarlos, estuvo un rato quieto; y, al cabo de hacerlo muy bien pensado, soltó las riendas de rocinante, dejando a la voluntad del rocín, la suya”).
Cuando nuestro caballero sale a crear-vivir sus aventuras en el contexto real, no lo hace solo, sino que se encuentra atravesado, por el discurso oficial, el discurso ficcional (que incluye no solo los libros de caballería, recordemos de Alonso Quejano es un gran lector), por una historia previa (Dulcinea no es más que el personaje de una mucha de la cual Don Alonso Quejano estaba enamorado cuanto era joven) etc. [4]Nuestro personaje ficcional no es más que el resultado de un mosaico de citas,[5] no es más que un sujeto que absorbió transformándolos todo un conjunto de textos
De esta manera advertimos que nuestro caballero, crea no sólo a partir de la lectura, sino también de la escritura. Puesto que son recíprocas, una no va sin la otra. Así, pues, el primer capítulo nos sitúa en una tesis: el poder de la palabra, de la lectura y de la escritura y su indisociable condición de subjetiva, en el sentido que el significante produce el sujeto: existimos porque hablamos, con todas las consecuencias que tiene la palabra.
A través de esta identificación con los libros de caballería, nuestro caballero va en busca de satisfacer una necesidad. Toma ciertos rasgos, que le proporcionaran “según él dicha satisfacción”, pues actuando, y pensando como caballero andante lograra defender la justicia en el mundo y desde el principio aspirará a ser personaje literario, consiguiendo fama y honra. Por este motivo se propone acometer 'todo aquello que pueda hacer perfecto y famoso a un andante caballero'. Por eso imita los modelos, entre los cuales el primero es Amadís de Gaula, a quien don Quijote emula en la penitencia de Sierra Morena. Sin embargo en la segunda parte don Quijote ya es un personaje literario —protagonista de la primera—, en su tercera salida busca sobre todo el reconocimiento. Y lo encuentra en quienes han leído la primera parte: Sansón Carrasco, los duques.
Don quijote toma un modelo, un ideal y con él se conforman la base de su yo, como fin para alcanzar sus deseo o simplemente satisfaces una necesidad.[6]
Es el sujeto del enunciado, el que conforma ese Yo. La identificación. En el quijote se superponen identificaciones que lo llevan a negar su propia imagen (Alonso Quejano) como si otra, para creerse ser uno esa imagen.
Devenimos sujetos por mediación de otros y luego nos engañamos convenciéndonos de que somos uno.
El “yo” esta en directa correspondencia con el discurso  constituido en tanto cadena de significados.

Fragmento de la magnífica película "El caballero Don Quijote de la Mancha" (una de las tantas)



                            



[1] Sartre: ¿Por qué se leen novelas? Hay algo que falta en la vida de la persona que lee y esto en lo que busca en los libros. El sentido es evidentemente el sentido de la vida que para todo el mundo esta mal hecha, mal vivida, explotada, alienada, engañada, mistificada, pero acerca de la cual, al mismo tiempo, quienes la viven saben bien que podría ser otra.
[2] Ricardo Piglia. “El Ultimo lector” ed. Anagrama. Año 2005. pag. 149
[3] Piglias, Ricardo: El Último Lector” ed. Anagrama. Año 2005. Pag.127.
[4] De esta manera no damos cuenta que Alonso Quejano no desaparece del ámbito discursivo, sino que aún permanece dentro de su personaje ficcional, las huellas son imborrables. Aparece como un sentido inédito.
[5] Julia Kristeva “semiotica”
[6] Las fugas del texto: equivale a lazos sociales fuera de las reglas del juego. No hay aceptación de la demanda. El sujeto no toma al otro como referente (en este caso hablemos de que Don Quijote no toma como referente el discurso dominante)

miércoles, 10 de octubre de 2012

Los conjuros de Merseburg



Estos conjuros refieren a un grupo de poemas del siglo  IX o X encontrados en Merseburg, una localidad de Alemania  por el señor Georg Waitz en 1841.
Son prácticamente poemas de escritura simple, que tienen como base la aliteración, lo cual le da cierta musicalidad y un determinado poder a la palabra. Una palabra muchas veces mítica.
De allí viene toda la creencia de los hechizos y la famosas frases: "abra cadabra.." un juego de palabras que supuestamente provocaban un efecto en el destinatario. De esta manera vemos como la poesía (la palabra) tiene un efecto pragmático: "ACTÚA SOBRE LO REAL".

Los conjuros se dividen en dos partes, una llamada SPET (situación, muchas veces en relación a la mitología) y GALDER (que refiere al hechizo)


Transcribo uno de los poema:


Antaño se establecieron mujeres sabias, aquí y allá se establecieron;
unas anudaron los lazos; otras detuvieron los ejércitos,
otras deshacían las ataduras.
¡líbrate de los lazos! ¡Escapa de los enemigos!


En alemán:

Einst setzen sich idisen, setzen hier sich und dorthin;
welche flochten die fesseln, welche hemmten das heer,
welche lösten die bande.
¡Entspringt den haftbanden! ¡Entfahr den feinden!

Este poema tiene como tema central la guerra . Refiere a las Valquirias, que eran mujeres guerreras y sabías; a la liberación de la guerra.
Está claro cómo las oraciones en imperativo provocan un efecto de "acción" en el destinatario. No se le aconseja, ni se le cuenta algo, simplemente se le ordena.
Por otro lado, en el poema en su idioma original vemos la aliteración de la s y la f lo cual hace que el poema logre una musicalidad a veces tenebrosa para quien lo escucha; no hay que olvidar que en muchos casos estos conjuros llevaban como misión profetizar el daño a un destinatario particular.





miércoles, 19 de septiembre de 2012

Pensar una nueva forma de Literatura




“...yo te apremiaba para que lo dijeras todo. Para que me revelaras el fondo de tu cerebro. Las almas serán siempre desconocidas.”
Juan Carlos Onetti, “La muerte y la niña”


A partir del siglo XX las formas literarias sufren un cambio en su constitución y en el contenido, transformación que se venía gestando lentamente ya desde el siglo anterior. Entre estos cambios, comienzan a encontrarse los experimentos verbales, por ejemplo, distorsiones en el sentido y en la conformación de las palabras, recreación paródica de registros profesionales y sociolectos entre otros. Estas “innovaciones” no sólo modifican la manera de escribir y de entender la literatura, sino también la manera de leer, ya que el sentido único, ideal que el lector intenta decifrar en una obra se verá suspendido en una aventura significativa sin final exacto.
Aquella ilusión de encontrar un significado único y universal queda comprendida en un imaginario ideal; el escritor se plantea un juego lingüístico que el lector se empeña en descifrar sin resultados favorables. Se rompe definitibamente con la noción de signo lingüístico de Saussure dentro del ámbito literario, y vemos como la literatura, una maquina infinita en experiencias y ambiguedades camina sin rumbo fijo hacia un lugar poco estable.
Pensemos en una fragmento de Sartre:

“[...] Las novelas de nuestro mayores contaban los acontecimientos en pasado y la suceción cronológica dejaba entrever las relaciones lógicas y universales, las verdades eternas; estaba ya comprendido hasta el cambio más pequeño [...] Pero nosotros, si nos dedicábamos a meditar sobre nuestros escritor futuros, nos persuadíamos de que ningún arte sería verdaderamente nuestro si no reseñaba el acontecimiento con brutal lozanía, su ambiguedad, su carácter imprevisible [...] no queríamos deleitar a nuestro público con su superioridad en un mundo muerto y queríamos agarrarlo por el cuello: que cada personaje sea una trampa, que el lector quede atrapado en ella, que sea lanzado de una conciencia a otra como de un universo absolto e irremediable a otro igualmente absoluto, que se muestre incierto...”[1]

¿Acaso el cambio no surge en un  intento de liberarse de la tradición literaria y de instaurar una marca propia dentro del sistema?
Es necesario que traigamos a colación a dos grande autores: Juan Carlos Onetti y Gabriel García Marquéz; quienes en el simple acto de crear un micro-universo ficcional significante, (Santa María en el caso de primero y Macondo en el segundo)  establecieron la posibilidad de instaurar cambios o rupturas dentro del campo literario, un mundo simbólico, ficcional dónde el juego literario y la experiencia del lenguaje se presenta sin reglas fijas, sin censuras.[2] donde estos mundos ficcionalizados permiten crear o fundar una nueva historia (¿literaria?). Así, estos mundos se ven regidos por las leyes del creador (J.C. Onetti y G.G. Marquéz) y todo parece permitido, desde las rupturas temporales, rupturas sintácticas, problematización del género, el cambio de narrador entre otros.
En Onetti, el juego del significado se nota fuertemente, nunca es posible llegar a unas verdad absoluta, pensemos en “La novia Robada”, el cambio del sujeto de enunciación de un yo personal-íntimo, a un él que luego pasa  a un nosotros general y plurar casi desligado de toda responzabilidad  da cuenta de una verdad ausente que pasa de boca en boca, que nunca se encuentra acabada y certera. Varios puntos de vistas se presentan para contar un mismo hecho, que no sólo distorsionan la historia misma sino también la lectura de este lector que intenta como bien dijimos antes desentrañar el significado aculto y verdadero (¿posee un significado oculto y verdadero?) del texto literario, sin imaginar (quizás)[3] que estos textos forman parte de estas nuevas concepciones. Pensemos en este caso en lo que Donald Shaw dice en su texto “Nuevas Narrativas Hispanoamericanas”:

En los términos más generales se puede hablar de una sublevación contra todo intento de presentación unívoca de la realidad, sea la exterior a los personajes, sea la realidad interior psicológica, y de la creación de obras esencialmente abiertas que ofrecen la posibilidad de múltiples lecturas. Al mismo tiempo es obligado mencionar lo que Rufinelli a bautizado en “la tematización de la forma”, es decir, la creciente tendencia a enfatizar la “ficcionalidad” de la novela, a discutir la narración dentro de la narración misma, de modo que “la forma comienza a ser registrada por el discurso novelístico e irrumpe en el conflicto, a menudo con fuerza dramática, con la vivacidad equivalente a la representación de un personaje”

La historia se presenta en multiples puntos de vistas, lo cual hace de la “verdad” o del significado, algo imposible de alcanzar; lo que impera en el texto es puro significante que nunca se satura, se compreta, ni alcanza una estabilidad fija; el lenguaje, ahora en mas resultara problemático.
 Situar este problema en el nivel del enunciado nos permite ver como se legitima una concepción de literatura no subordinada a un discurso establecido, produciendo un espacio propio de legitimación de la escritura. El significado, si es que hay uno[4], se torna inalcanzable, ya que este pasa de boca en boca y es el narrador (cambiante) quien tiene el poder de delinear lo que quiere contar y como hacerlo.
Esto también provoca, lo que Shaw establece, cuando dice que en esta nueva literatura se produce una  “tematización de la forma”; ya no importa la historia en si misma, sino cómo se cuenta. Y este cómo contar, conforma indiscutiblemente la historia, se convierte en un elemento más dentro de esta. Pensemos en “Cien Años de Soledad”, las rupturas temporales, empezar por el final (recordemos a Aureliano Buendía frente al batallón de fusilamiento recordando....) para luego seguir con el origen de pueblo –Macondo- y de la sociedad.
Ese comienzo-final astuto dónde todos apuntan a un sólo objetivo, Aureliano Buendía para luego contar el surgimiento de una nueva cultura, un nuevo pueblo y nuevas familias, para termiran al fin con la muerte de Aureliano Buendia. ¿No podemos pensar a Aureliano Buendia como representante de esta tradición literaria a la que todos apuntan?
La forma, el cómo escribir, se convierte hoy en un personaje más dentro del texto literario, constituyen a la significancia de este.




[1] Sartre, Jean Paul. “Situación del escritor en 1947”. En ¿Qué es la literatura? Buenos Aires, Losada, 1976.
[2] Pienso en el personaje del Quijote, quién en su locura no sólo crea un mundo distindo al real, sino que el mismo hecho de cambiar de nombre (de señor Quijada a Don Quijote de la Mancha), lo compromete y lo significa dentro de ese imaginario, convirtiéndolo en significante. Así, no es Quijada el caballero andante, sino Don Quijote, que concuerda (cohesiva y coherentemente) con la invensión de ese mundo.
[3] No existe un lector totalmente ingenuo, y la imagen de este lector que busca un significado oculto y verdadero es un mero estereótipo que nos sirve de ejemplo para este texto.
[4] De ahora en más deberíamos pensar en significante, ya no es significado.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Imagino mundos posibles para la vida que llevo,
pero todo, todo sale mal...
caídas, simples caídas, que más que matarme me desesperan.

                   y

No me canso de pelear con el destino,
no quiero verme en el piso, pero tropiezo mil veces.
y mil veces caigo y mil veces levanto la mirada en busca de ayuda.

Sola puedo y me levanto y caigo y camino y tropiezo...
mi vida no es fácil para soñar.
los sueños no son verdad, pero mi vida es sueño,
quizás este mundo no está preparada para mi presencia.

El fin es relativo y su significancia es poco significante,
la vida no es nada, HUMO en la sociedad.
¿a quién le importa mi despertar?
quiero revivir en otra vida, que no sea mia

                  y

al fin ser feliz....

                  p/d: si la felicidad es posible.

jueves, 16 de agosto de 2012

Y si una noche oscurese?

Les traigo y les recomiendo un libro para este fin de semana largo en Argentina. Un poco de historia, un poco de literatura y por qué no un poco de amor, todo dentro de esta novela corta y llevadera.

"Cuarteles de Invierno"
 de Osvaldo Soriano


Contexto Histórico


El contexto en el que se desarrolla la novela es durante la última dictadura Argentina producida entre los años 1976 al 1983, año en que  se recupera la democracia de la mano del presidente Raúl Alfonsín.
Esta fue quizás una de las dictaduras más violentas y sanguinarias, ya que el número de desaparecidos y atrocidades que se sucedieron durante este periodo son inimaginables hoy día.
Sin embargo, un intento por mantener la memoria a través de documentales, testimonios (el libro “Nunca Más”) películas y novelas (pensemos en “Cruzar la noche” de Alicia Barberis) con el objetivo de que hechos como estos no vuelvan a sucederse.
El término “DICTADURA” Según la Real Academia de la Lengua Española, puede definirse como: “Gobierno que en un país impone su autoridad violando la legislación anteriormente vigente”.
Pensando en estos podríamos decir que la DICTADURA se produce cuando se interrumpe la normal aplicación de las normas constitucionales sustituyendo a un gobierno de derecho, de acuerdo a la ley por un gobierno con funcionarios de facto (sin legitimidad jurídica). La mayor parte de los gobiernos de facto asumieron por un golpe de estado. Esto ocurre cuando un grupo de personas, apoyándose en la fuerza, derrocan al gobierno democráticamente elegido (por el voto popular), aduciendo una “razón de estado” o un “estado de necesidad” para hacerlo.[1]
En las dictaduras, el poder está concentrado en manos de una persona o de un grupo de individuos que reúnen todos los poderes del estado, contrario al ideal democrático de la división de poderes. En este caso es el gobernante quien decide sobre la persona y bienes de sus gobernados cuya conducta se limita a obedecer.

Sinopsis

La temática central de la novela trata de las peripecias que tienen que atravesase Andrés Galván (cantante de tango)  y Tony Rocha (boxeador) al llegar a un pueblo bonaerense llamado “Colonia Vela”. Ambos asisten al lugar con el objetivo de cumplir con su trabajo, si embargo, las cuestiones políticas del momento, no ayudaran. Por uno lado Galván, al negarse a dar un autógrafo ganará al primer enemigo y por otro Rocha, que perderá su pelea más importante por el simple hecho de no ser local (una batalla arreglada que será negada por el protagonista asta las últimas consecuencias).

 Sus personajes

Entre los protagonistas principales podemos nombrar:

Andrés Galván: Es el narrador de la historia. Cantante de tango. Viene de Buenos Aires al pueblo “Colonia Vela” para cantar en un festival aniversario. El público que recibe su música es una sociedad selecta.
Usted canta lindo carajo” (dice Rocha, Pág. 17)
Usted va a cantar  en el teatro Avenida para gente selecta, intachable; también estarán los militares…” (dice el Doctor Exequiel Ávila Gallo, Pág. 24)

Tony Rocha: es alto, de unos cien kilos más o menos.  De ojos pequeños para su casa y pelo abundante. De profesión: Boxeador, casi retirado ya.
Es vigoroso y hasta bruto en algunos casos. Vocabulario vulgar, y reducido.
Pertenece al ámbito popular.
“…el grandote saco un pañuelo y empezó a sacudir el polvo de la manera más grosera” (Dice el narrador, Pág. 27)
Llega hoy a Colonia Vela el fuerte pagador Tony Rocha” (dice en un fragmento de diario que le muerta Marta, hija de Gallo, en Pág. 31)

Doctor Exequiel Ávalo Gallo: abogado, cómplice militar. Conocido en todo el pueblo. Padre de Marta, quién más tarde tendrá un amorío con Tony Rocha.
Físicamente es gordo, petiso y pelado, siempre vestido de traje y camina con bastón.
“… el doctor saludo y el tipo que estaba en el primer taxi le contesto “¿cómo está doctor?”. Uno de los soldados se llevo la mano desocupada al casco y le hizo una venia respetuosa…” (Pág. 31)
“… Avila Gallo estaba como siempre de traje, chaleco, moño y su impecable peinado a la gomina. Solo le faltaba el baston.” (dice el narraror, Pág. 65)

Marta (hija de Gallo): Alta, delgada, de cabello negro. Veinte años de edad. Se enamorará de Rocha a quién le entregara su amor, aunque no se le este permitido. Rocha buscará formalizar con ella, pero eso no será posible, la situación contextual jugara un papel rotundo en todo momento.
“…Su mirada era ingenua, cuidadosa, como si sus ojos no vieran otra cosa que aquello que le esta permitido ver.”.(dice en narrador Pág 29)

Algunos problemas 

Dos problemáticas interesantes de rescatar son: por un lado la imposibilidad de concretar el amor entre Rocha y Marta. Aunque este amor parece ser correspondido, el contexto histórico, la posición social de cada uno (por un lado un boxeador contratado para perder una batalla y por el otro la hija de un importante abogado) y las mismas circunstancias en que se conocieron no ayudarán para acercarlos, sino más bien los alejara.
Marta que cumple las ordenes de su padre, no buscara concretar la idea de formalizar su noviazgo con Rocha y quedará resignada llorando en su casa, mientras su boxeador se disputa más que el título,  un triunfo por seguir viviendo, luego de terminada la pelea.
El otro problema es lo acontecido con Mingo (Luciano) el albañil que de un momento a otro se transformo en un “croto”, discriminado por la sociedad, casi un personaje sin importancia.
Sin embargo, este se acercara al bando enemigo de los militares, ayudando a Galván huir de los policías que lo perseguían así como también a llegar hasta donde se encontraba Rocha. Cuando los militares se enteran, lo matan.
Situación común para aquellos que traicionaban o jugaban contra el gobierno de turno.

Relación entre Rocha y Galván

Rocha desde el primer momento de la historia da cuenta de la admiración que tiene hacia Galván, sin embargo este último no le da mucha importancia y lo ve como un estorbo en algunos aspectos.
Sin embargo, los diferentes hechos que irán atravesando a lo largo de la historia los irán acercando.
El gran cambio de Galván puede comenzar a intuirse cuando este decide volver, en el momento que esta huyendo de la policía hacia Tandil acompañado de Mingo para advertir a Rocha sobre los planes que tenían los milicos respecto a la pelea que se estaba organizando.
Pese a que este no le cree, él decide quedarse junto al boxeador como manager y desde ese momento no lo abandona más.
El final, Galván arrastrando la camilla para llevar a su amigo hacia la estación de tren para llevarlo a Buenos Aires y hacerlo atender con buenos médicos, termina de concluir la transformación del cantante de tango.
Un hombre que en un principio sólo observaba a su alrededor y que luego terminará interviniendo en los hechos, ya sea, olvidará su orgullo y le dará un autógrafo al milico que cuida la entrada del hospital, para que lo ayude a llevar a su amigo hasta la salida del lugar así como también, enfrentara al médico de la clínica para que le vuelvan a poner el respirador a su amigo, pero quizás lo mas sorprendente es cuando en unos capítulos antes, en el momento de  producirse  la pelea, este personaje, culto, recto, se trepa a la soga del ring y comienza a alentar a su amigo con un vocabulario que no le era particular.

Colonia Vela

 Colonia Vela es un pueblo ficticio creado por el narrador. Ya había formado parte del escenario de otra novela muy conocida: “No habrá más pena ni olvido”.
Podemos decir, que eligió este pueblo, por que no hay quien lo conozcas más que él mismo.
Sus personajes, la fachada del pueblo crean el ambiente adecuado para formar el clima que le interesa lograr: un pueblo conservador, que apoya en cierta manera al gobierno militar.
Por otro lado, saca la escena del gran escenario de Buenos Aires, para colocar el hecho, (minúsculo en comparación con lo que se venía viviendo en el país en esa época) en un pueblo funcional a sus objetivos: dar cuenta, por lo menos en la superficie (falcón verdes que raptan personas, leyendas agresivas en las paredes, la iglesia como apoyo a los militares, etc) de la situación que estaba atravesando el país. Quizás si hubiese elegido Buenos Aires como escenario, la historia se hubiese podido contar, pero no cobraría el mismo efecto. La batalla entre Rocha y Sepúlveda fue importante en tanto fue “la gran batalla” del pueblo.

¿Por qué recomiendo la novela?

Pienso que las heridas provocadas a Rocha, en cierta manera representan las herida que el golpe militar dejo en el pueblo Argentino.
Muchos jóvenes salieron a defender sus ideales de libertad y democracia y fueron vencidos en el intento.
Los que tenía el poder lograron tiran a bajo todo intento de libertad, sin embargo, aunque en su momento “fuimos vencidos” porque creo que en la pelea no sólo fue vencido Rocha, sino también Galván que realmente tenia anhelos de triunfo (y por tanto nosotros) hoy llevamos adelante un democracia creciente.
Sin embargo las marcas del pasado, ya sea en los desaparecidos, torturados, las abuelas de plaza de mayo, los nietos siguen estando hoy en día, para recordarnos ese “Nunca Más” que debemos cumplir como ciudadanos.


viernes, 13 de julio de 2012

Otro poema de amor

Te llamo mil veces por noches.
y sorprende el increíble entendimientos de mentes que hablan por si solas en la distancia.
lejos, muy lejos estamos, ya sin el amor que tan feliz nos hacia. TE EXTRAÑO, TE EXTRAÑO Y TE EXTRAÑO...  puedo escaparme esta noche para huir hacia tu cama.
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Perdura el sueño de verme feliz.
Mis soledades no existían y mi mundo cobraba sentido en tus brazos.
Quiero MORIR, morir aquí, porque no te tengo, porque no estás.
Ven, ya es hora de que vengas, y que me encuentres nuevamente en tú camino.

sábado, 30 de junio de 2012

Poesía Medieval Inglesa y Cuentos de Canterbury















Introducción

Es necesario aclarar, antes de comenzar que, una de las deficiencias que podemos encontrar al realizar un trabajo comparativo de este índole, se encuentra en la dificultad de proporcionar un análisis satisfactorio de las obras, siendo que para lograr el mismo, necesitaríamos partir de ellas en su idioma original (inglés antiguo-medio), y no en su traducción al castellano, ya que de esta manera no nos encontraríamos hablando de “Canterbury tales” de Geoffrey Chaucer, sino de los “Cuentos de Canterbury, una versión de esta obra original. Lo que trae como consecuencia que muchas particularidades del idioma en que fue escrita (que por el contexto de escritura sería muy interesante de ser trabajado) quedasen relegados por no decir omitidos, lo cual es una pena, porque la obra de Chaucer representa la obra magna del idioma inglés ya que:

“... a partir del siglo XII, el inglés antiguo sufre un marcado retroceso, por cuanto las nuevas clases dirigentes y los círculos de cortesanos utilizaron en forma casi exclusiva el francés hablado en Normandía que introdujeron los invasores. Y ese lenguaje particularmente se convierte en lengua oficial, junto con el latín, en tanto que el uso del inglés queda restringido a los sectores populares (...) El idioma vernáculo habría de recuperar su esplendor gracias sobre todo a Chaucer (...) La lengua que emplea Chaucer ya ha dejado de ser inglés antiguo; ha evolucionado, se ha tornado más ágil, flexible, y acaso también más rica, gracias al flujo del francés y del latín. Y de esta manera el inglés antiguo paso a paso se ha convertido en inglés medio (...) perduró y se transformó en un instrumento literario cuya eficacia Chaucer supo aprovechar admirablemente”[1]

Por otro lado, la licenciada en Letras Modernas, Susana Romano Sued, manifiesta que siempre y cuando se tome la obra desde una aptitud crítica, este pasaje de una lengua a otra, no debe tomarse como algo negativo o como un déficits, sino como una ganancia, en el cual, estos nuevos elementos (los proporcionados por la traducción) juegan un nuevo papel dentro del sistema lingüístico de llegada.[2]
Sin embargo, y pese al pequeño problema de la traducción ya planteado, trataremos de proporcionar un análisis lo más acertado posible en tanto tomaremos dos obras “traducidas al castellanos”: “Poesía Medieval Inglesa” y “Los cuentos de Canterbury” las cuales pondremos a la par con el fin de manifestar una visión particular de algunos de sus rasgos.

Es necesario aclarar que no se tomarán las obras en su totalidad sino en parte. 


Una historia literaturizada[3]

Por más estructuralista que sea la miraba con que nos acercamos a un texto, debemos saber que las obras son testimonios de un contexto y de una época, pero más que nada, dan cuenta de un pensamiento imperante, son las huellas literarias de una historia pasada, una historia construida literariamente:

Todos sabemos que en el mundo social los “hechos” no son independientes del punto de vista y que los objetos culturales  no se ofrecen naturalmente a la observación y al análisis; que la investigación literaria, sea o no de inspiración sociológica, procede siempre de conceptualizaciones previas; que el término “literatura” es ya una categoría sociocultural (...)”[4]

De esta manera, al acercarnos a un texto literario, podemos rastrear ciertos elementos que forman parte del contexto de escritura o de la tradición literaria e histórica, cuya identificación nos proporcionará otra mirada y otra forma de entender la obra.
Como dijimos anteriormente, para este trabajo tomaremos dos obras fundantes de la literatura inglesa, por un lado “Los cuentos de Canterbury” de G. Chaucer y por el otro “Poesía Medieval Inglesa”. En ambas,  (el primero refiere a una serie de cuentos unidos semánticamente por la peregrinación de un grupo de personas a la catedral de Canterbury y el otro como una recopilación de poemas recuperados), por ejemplo, podemos descubrir en algunos cuentos y poemas la alusión a los dioses/Dios, al Hado y al destino predestinado: ya escrito, estático e inamovible; elementos que dan cuenta de un período histórico particular anterior (quizás) o actual de un pensamiento dominante:

“-¡Oh crueles dioses, que tienen en sus manos el destino de los mortales obligándolos con su eterno mandatos y escribís sobre duras tablas sus decisiones y decretos!” [5]

En el cuento narrado por el caballero, el primero de la edición con la que estamos trabajando (lugar de donde se extrajo la cita anterior) aún perduran elementos mitológicos. Los Dioses (Martes –dios de la guerra- y Venus –diosa del amor y la belleza-) intervienen activamente en la demarcación de un destino. Tendrán voz y poder de decisión y actuación en el relato, manifestarán sus deseos y serán los escritores del destino de Palamón y de Arcites. Al antiguo estilo de “La Odisea” de Homero, los dioses ocupan un lugar central en la batalla llevada a cabo entre los enamorados de Emilia, un posible Helena.
Ya en otros cuentos, como el narrado por el Jurisconsultos, el Dios cristiano es el único poseedor del destino de estos creyentes y su voluntad guiará el rumbo de los diferentes personajes.
Estos dos cuentos, nos permiten contraponer dos pensamientos diferentes por un lado la creencia en varios dioses de tiempos anteriores, provenienste de la tradición (politeísta) y lo creencia de un dios único y todo poderoso.
Este elemento, será recurrente en la poesía Medieval Inglesa, más que nada, el tema del destino, desconocido por los hombres, un destino muchas veces desgraciado; así surgirán poemas como “El vagabundo” que nos dirás: “El reino de la tierra rebosa de penurias; al mundo lo trastorna la voluntad del hado”[6]. En este caso, el Hado (que en algunos casos representa a un dios) ya no será un dios particular, sino un encadenamiento de sucesos, muchas veces fatales.
Lo particular  de estos “Destinos” ya sea guiados por dioses o por el hombre como constructor de su propio camino de vida es la fatalidad, el desenlace pecaminoso que se ve en las dos obras, tanto en Chaucer como en la poesía Medieval Inglesa; en este último caso podemos tomar como ejemplos: “El vagabundo”, “El lamento de la mujer” y “El navegante”.
El destino, será el elemento que le otorgará dinamismo al relato, cada personaje (como piezas de un juego de ajedrez) se moverá en tanto aquella “fuerza dominante” y desconocida (incierta para los actantes del relato) que los posee, lo permita. Esto lo convierte en personaje activo dentro de cada historia, y muchas veces formará parte de la reflexión de los personajes que bajo su poder se encuentran sometidos. Pensemos en el cuento de Jurisconsultor, un destino guiado por Dios:

“¡Señor, bienvenido sea todo lo que procede de ti! Aquel que me libró de la calumnia mientras estaba aquí con ustedes, me protegerá de todo mal y del deshonor, aunque parezca imposible. Él es omnipotente y puede hacerlo, y en Él pongo mi confianza y en su santísima Madre, a quien suplico, sea mi timonel.”[7]

Y también, dentro de la poesía Medieval Inglesa:

“El destino que le aguarda siempre es errático: su recompensa nunca la hallara en oro trabajado o el renombre mundano, sino en la caverna del corazón helado.”[8]

Este dinamismo, logrará, más que nada en Chaucer, mundos complejos, problemáticos y dará cuenta del desequilibrio al que el hombre se enfrenta. En  poesía Medieval Inglesa, los mundos, aunque con menor espacio narrativo, también se muestran complejos, ya sea en la confesión de “El lamento de la Mujer” o en la narración de “El vagabundo”, esa primera persona, una voz personal que da cuenta del mundo interno de estos protagonistas.

Otro elemento que no quisiera dejar de nombrar en este análisis y que resulta recurrente en los cuentos, es el papel de la mujer en ese contexto un tanto “machista”. Por ejemplo, en el cuento del caballero, la mujer es el motivo y “objeto” de disputa, no importan sus pensamientos y deseos, sino la decisión de Teseo frente al destino de su cuñada. Emilia es disputada como si fuese un trofeo, pese a su anhelo de permanecer casta.
Por otro lado, también notamos como Chaucer, realiza esta distinción entre lo masculino y femenino sólo a darle voz a una Priora de entre 29 pelegrinos, que no hace otra cosa que contar un milagro hecho por su Dios-todopoderoso ( debo aclarar que la mayoría de los peregrinos  narran historias que tocan de cerca su ámbito).
En la selección de “Poesía Medieval Inglesa” también sucede lo mismo, el espacio femenino esta reducido al “Lamento de una Mujer” que en una primera persona nos cuenta sus tristezas y amarguras tras el abandono de un hombre.
En estos dos relatos, la mujer ya no se presenta como imagino Dante a Beatriz, sino que se la describe más humanizada, con pasiones y defectos, muchas veces una mujer infiel (pensemos en el cuentos del Molinero) etc. Adriana Crolla, profesora en letras nos dice, manifestando un comentario sobre la obra de Boccaccio, que bien podemos traer a colación en este caso:

“la mujer se encuentra a menudo en el centro de los grandes actos de la comedia del hombre y aparece representada en sus varios aspectos físicos y morales y a través de las diversas reacciones que suscita en los individuos y la sociedad.”[9]

Este cambio de postulados, esta nueva escritura-paradigma en la concepción de la literatura sobre la mujer, da cuenta sin duda de un pensamiento particular. 

Conclusión

Lejos de ser una particularidad esencial del texto literario, existen elementos constitutivos del mismo que nos hacen pensar en su contexto de producción, que aluden a una forma de pensar y concepción del mundo; a la tradición.
Poder rastrear estos elementos, ponerlos en contraste, y ver su tratamiento en las diferentes obras, nos permite recrear, al menos tentativamente, la evolución dentro del sistema, esas rupturas paradigmáticas. La tradición se escribe y se reescribe, elementos como el “destino”  aparecen continuamente nombrado en los textos pero de diferentes manera, dirigido y programado por un Dios o por dioses y también por el hombre mismo, el destino incierto o ya escrito, de cualquier modo, la postura, el modo de narrar dará cuenta del punto de vista.



[1] Poesía Medieval Inglesa; pág. 5, Ed. Centro Editor de América Latina.
[2] Romano Sued, S; 2009 : “Comparar y traducir: la traducción y la otredad”; en Lindes Actuales de la literatura comparada, ed. UNL, Santa Fe, 2011
[3] Con este concepto, pienso en la historia (oficial o no), dentro de la literatura, una historia que ya sea oficial o juego lingüístico no deja de ser una ficción. La obra se inscribe en un contexto, y en algunos casos, con mayor o menor medida ciertos elementos fluctuantes en la cultura se filtran en el discurso literario.
[4] Altamirano, C.; Sarlo, B.:1983 Ensayos argentinos, de Sarmiento a la vanguardia pág12. Ed. Ariel, Buenos Aires, 1997.
[5] Chaucer, G. (1388) Los cuentos de Canterbury pág. 15. Ed. Gradifico, Buenos Aires 2008
[6] Poesía Medieval Inglesa; “El vagabundo” pág 20, Ed. Centro Editor de América Latina.

[7] Chaucer, G. (1388) Los cuentos de Canterbury pág. 100. Ed. Gradifco, Buenos Aires 2008
[8] Poesía Medieval Inglesa; “El Vagabundo. pág. 18, Ed. Centro Editor de América Latina.


[9] Crolla, A. “La mujer en la edad media italiana. Dante. Petrarca. Boccaccio.”