jueves, 22 de noviembre de 2012

SER LO QUE UNO NO QUIERE




En este trabajo intentaremos dar cuenta de la manera en que Gregorio Samsa, personaje de la conocida obra de Kafka, “Matamorfosis” se construye a partir de la mirada del otro. Muy contrario a Don Quijote de la Mancha, Gregorio Samsa se levanta un día convertido en aquello que culturalmente es desagradable. Encerrado en su cuarto este personaje observa el mundo, un mundo que no habla de él, un mundo que ni siquiera se anima a mirarlo; por momentos este moustro es asimilado a un tabú social, aquello que es inaceptable.
Para desarrollar este trabajo tomaremos como base los conceptos de Mijail Bajtin en torno a la alteridad.
Para este autor, la alteridad es vista como un no-yo, como lo absolutamente ajeno, externo, o como un referente de contraste u oposición respecto al yo, confirma que esta distinción  entre ego y alter impide ver que el ser es resultado de una compleja interacción entre ambos. No se puede ser sin el otro. De allí la necesidad de repensar la identidad como un fenómeno social, resultado de las relaciones del ser consigo mismo y con otros.
El otro (lo social por ejemplo, en  “El juguete rabioso” será la ciudad de Buenos Aires y en “Don Quijote de la Mancha”  los libros de caballería  precede al yo, lo alimenta e instruye, y lo acompaña toda la vida. Se debe entonces reconocer que la función del otro en la construcción identitaria no se reduce a la oposición y el contraste, aunque pueda ser ésta una de sus funciones primarias.
El yo es inseparable del otro cultural; lo necesita para construir su mundo y construirse así mismo. El enunciado es la unidad de la comunicación discursiva, posee principio y final; antes del comienzo están los enunciados de otro, después del final están los enunciados respuestas de otros.
El sujeto absorbe estos enunciados previos para crear o formular sus enunciados propios (su mundo, su ser), que no se alejan demasiado de lo ya antes dicho, por tanto, Bajtin manifiesta que la presencia previa de la otredad es siempre la condición para el yo, y por lo tanto, la condición de todo acto de enunciación y de escritura. El lenguaje no es sólo encuentro con el otro, es también imposición, ley, negación de las diferencias.
La constitución de nuestra identidad tiene lugar desde la alteridad, desde la mirada del otro que nos objeta; un otro que nos seduce y al que seducimos, al que miramos y por que somos vistos. En esta obra, ese otro que objeta es la familia de Gregorio y los que visitan la casa. Este entorno social construirá al personaje de Gregorio como un ser detestable, como algo que es mejor ocultar y silenciar, una desgracia familiar que olvida que detrás del moustro hay un ser humano que piensa y al pensarse lo hace a través de lo que ellos profesan sobre él.
Gregorio Samsa sabe desde el primero momento de su nuevo estado que no será aceptado, que su condición de insecto no merece otra cosa que el rechazo social, su cuarto será el refugio antes las posibles desgracias que la sociedad pueda causarle; es más las pocas veces que saldrá de su cuarto será golpeado con frutas, con bastones y agredido provocando espanto y rechazo en los presentes, dejando a un lado la consideración de que pese a su aspecto físico Gregorio fue/es un humano racional y con sentimientos. La única que se encarga de satisfacer sus necesidades básicas de aseo y alimento es su hermana quién sólo entra a su cuarto una vez que éste se ha ocultado bajo un sábana, pese a lo intento de humanizar al bicho (que de por si es un humano) ésta no puede aceptar la desgracia familiar y será luego la primera en manifestar que hay que hacer algo con él.
Este discurso que rodea la obra de Kafka da cuenta de la imposibilidad  de vivir en sociedad de tal manera  que la relación entre yo-mundo  sean independiente una de la otra, es decir, que ambos conforman un procesos determinista y por tanto la imposibilidad de ser construidos por nosotros mismo. No se trata de un juego, nos vemos obligados a esta determinación y nos lanzamos hacia esa actitud con toda la fuerza de que disponemos.
A diferencia de los enunciados que la sociedad imprime sobre el personaje principal de esta obra, Gregorio no denuncia la actitud de esta, sino que la comprende y muere cuando entiende que su vida no volverá a la “normalidad” esperada.

1 comentario:

Guillermo Silva dijo...

Hola Jime, que buen blog tienes, me quedo por aquí y volveré a visitarte.