jueves, 17 de febrero de 2011

Pienso en literatura.


Michael Foucault sin ser exactamente un estudioso de la literatura, más bien de profesión historiador y filósofo Francés, aportó muchas ideas y conceptos interesantes a este campo que cada día atrapa a más personas.
Fue en su libro "De lenguaje y Literatura" dónde se pregunta ¿Qué es la Literatura? ¿Qué es lo que hace que un texto sea literario y no otra cosa?.
Dicho libro constituye una selección de textos Foucalianos escritos entre 1962 y 1966.
En su intento por responder a estas preguntas confirma que la literatura, así entendida, nace en el siglo XIX con Sade, dejando a un lado los escritos de Cervantes, Homero y otros textos canónicos de la literatura clásica considerando que estas sólo existían en función de cierto lenguaje mudo y primitivo que la "literatura" trataría de restituir.
Este lenguaje mudo, era la palabra de Dios, era la VERDAD, el modelo a seguir; de esta manera, cuando alguien quería escribir, hacer una obra, solo le quedaba volver a traducir, transcribir o restituir este "lenguaje soberano".
La literatura actual, la de Sade o Chateaubriand surge con un nuevo lenguaje, ese lenguaje que marca una ausencia, y es que, como no los dice Foucault, la literatura esta hecha de cadáveres, un continuo volver hacia lo ya escrito.
Esta nueva palabra esta profanada, ya no es la de la verdad, no se asemeja a la palabra común u ordinaria de todo los días, marca una transgresión, es decir, va hacia lo prohibido, más allá del habla común, más allá del significado pleno.
A su vez, esta palabra se ve marcada por la muerte, significativo de la biblioteca en la cual se acumula toda la literatura previa.
Esta muerte y esta profanación no hace otra cosa de la literatura que marcar la idea de que esta es un simulacro, repleta de significantes, la cual no posee una superficie semántica sino varios espesores de signos que dan cuenta de su polisemia.
La literatura se encarga de re-configurar ese lenguaje, esa palabra (que es la palabra de todos los días con marca social, economica, religiosa).

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Este es apenas un pequeño comentario del libro de Michael Foucault, sabrán, quienes se hayan topado con su obra, que esto que tan sencillamente transcribo, es mucho más complejo y extenso.
Aquel que quisiese aportar o corregir algo, que aquí se manifiesta, será tomado como un gran aporte, ya que entender y comprender lo que este autor nos transmite no es cosa fácil, pero siempre vale el intento acercarse.