Siento nostalgia de mi destino,
un destino que aún sin escribirse, ya está predestinado.
un destino que no quiero y un mundo que desprecio.
Siento una nostalgia lastimera que me lleva a morir.
Morir sufriendo, de dolor, desgarrada en un sentido absurdo del día a día.
Podría morir todos los días,
despertar sin estar viviendo,
respirar el aire agresivo de la vida que no quiero
y aún... aún así... fingir, seguir, anhelar viviendo.
Siento esa nostalgia hacia adelante, la de crecer sin querer hacerlo,
y al fin llegar, tocar y volar hacia donde no quiero.
cuántos caleidoscopios tendré que ver,
cuántas canciones tontas podré escuchar
cuánto camino podré andar...
si morir, morir... si... morir como si nada
dejar de vivir aquí,
es lo que más deseo.