sábado, 26 de mayo de 2012

Destino Frustrado


Te pienso, a veces.
Juego que volvemos a unirnos e imagino mil formas de destinos. 
Recuerdo las noches en que la fusión pasional nos aislaba del mundo en que vivimos.
Eramos jóvenes aventureros, sin razón de pensamiento, sólo el descubrirnos hombre y mujer, y el tacto, y los dedos, y tu lengua sobre mis senos, y las ganas de explosión, de gritar, de gemir... pero el silencio, el miedo, callados nos amamos para no despertar la envidia de los otros, que nos miran, nos desean, y anhelan ocupar nuestros lugares. 
Extraño el verano, ese momento en que tú fuego se prendía hasta quemar la habitación, y para refrescarnos la tormenta, sí.. truenos y relámpagos y en tu balcón desnudos, mojados de lluvia y otras cosas... y desatando la furia del tiempo y del espacio no transportamos a otro mundo donde nadie puede llegar.
Y el invierno, que no llegaba, porque en nosotros siempre estaba el calor y las seis veces, las seis veces que maratónicamente se concretaban cada noche, y había energía, y ganas y amor y todo lo necesario para alcanzar nuestro objetivo, objetivo vano, momentáneo de ser sólo un, de concretar la forma originaria del círculo perfecto.
Pero pese a todo, fuimos el destino frustrado, aquel no pudo ser. 
Ni la pasión, ni el amor pudo contra lo ya establecido.

En algún lugar del laberinto somo felices.

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