¡Me meo!, ¡me meo!, ¡me meo! –pensaba-.
Ella se pone en pie para ir al baño. El colectivo cómplice marca su freno inesperado, ella cae sobre su acompañante y excita su miembro con el tacto insinuador de sus muslos entre sus piernas.
Caliente se queda sentado, caliente se levanta, caliente entra a donde no fue invitado.
En el baño del ómnibus le quita la ropa y comienza a poseer su cuerpo de mujer.
En el baño del ómnibus se escuchan gemidos.
Sin palabras gozan de placer, pierden el pudor.
Los pasajeros de quejan del ruido. El colectivero echa a la impúdica pareja del ómnibus. En medio del campo quedan excitados.
2 comentarios:
Bien está lo que bien acaba!!! Me ha gustado tu cuento. Especialmente el giro que da desde el escatológico comienzo, al erótico final.
gracias Pilar!!!!
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